Mientras investigaba sobre Ciro para escribir en este blog me encontré con ciertos datos interesantes acerca de él, el autor mencionaba de lo maravillado que había quedado al leer cuando niño las aventuras de Calixto Garmendia y todas las desdichas de este, a lo cual hace referencia una pregunta ¿Realmente un hombre podía tener tantas desgracias?, sin duda la mejor respuesta seria que la realidad es aun más cruel, pero sin más preámbulos he aquí los datos:
Tal vez así podríamos resumir, en poquísimas palabras, el importantísimo legado de la obra de este gran escritor peruano. Si a Julio Ramón Ribeyro se le reconoce por hacer dado palabra a los mudos, esos ciudadanos comunes y corrientes de la ciudad víctimas de sus propias desgracias y que tenían la necesidad de decir que existían; y si a José María Arguedas se le recuerda por habernos abierto los ojos a una cultura que subsistía silenciosa, y a Vallejo se le tiene presente por habernos acercado a la intimidad del sentimiento humano, a Ciro Alegría se le debe reconocer haberle dado al pobre y marginado, que aún viven sin voz, la posibilidad de dar un grito de protesta y esperanza.
En vida Ciro Alegría vio publicadas tres novelas, las que muy pronto se convertirían en piezas fundamentales de lo que se llamaría la corriente literaria, filosófica, política y sociológica del indigenismo: La serpiente de oro (1935), Los perros hambrientos (1938) y El mundo es ancho y ajeno (1941). En las tres historias los personajes centrales son el paisaje y los pueblos, vistos a través de sus habitantes, hombres y mujeres marginados enfrentados a los hombres blancos dueños de esos pueblos y hasta de los paisajes, que creyeron ser también dueños de sus vidas. Y en las tres historias no hay final feliz.
Hace solo unas semanas, el escritor Alfredo Bryce Echenique tuvo unas infelices opiniones sobre la obra de Alegría, manifestando que ésta no sobreviviría al tiempo y que ahora tiene muy pocos lectores, casi inmediatamente después ¡desde España! salieron en defensa de Ciro Alegría, demostrándole a Bryce que acababan de publicarse nuevamente la obra del indigenista y que estaba muy vigente. No será necesario ir demostrando la actualidad que tiene no solo la obra de nuestro autor sino el mensaje social y político que encierra.
Sin embargo, y como es de esperarse, no es precisamente en el mundo oficial, el que maneja el poder y dicta las líneas en los medios de comunicación genuflexos, el que quiera destacar y rescatar la obra de Ciro Alegría, sino por el contrario, aún hoy intenta acallarla, silenciarla, enviarla al olvido, para no seguir oyendo los gritos de los sin voz. De otra manera no se explicaría por qué pasó tan silencioso el centenario de Alegría, que se cumplió precisamente esta semana.
Luego de leer estas palabras uno se da cuenta del maravilloso trabajo de un autor como Ciro Alegría y la envidia, por así decirlo, que puede crear en otros autores, sin ánimos de ofender al señor Bryce Echenique que es otro maravilloso autor debería cuidar sus palabras antes de hablar de una persona tan grandiosa que como el texto menciona: permitió que los pobres y marginados pudieran dar un grito de protesta y esperanza.Si Bryce Echenique dice que la obra de Ciro no sobrevivirá al tiempo como explica que de su obra "Duelo de Caballeros"se mencione lo siguiente:
"El duelo, quedaría latente en el ambiente por mucho tiempo. Aun hoy en día es motivo de remembranza. “Carita”, el David legendario; había podido “pisar el poncho”, al fornido “Tirifilo”, el Goliat del duelo y la euforia popular, iría acrecentando día a día, el perfil de un aparentemente debilucho héroe popular. Hasta el mundo del criollismo, aquel que dictara cátedra en las primeras décadas del siglo pasado, lo homenajearía, rindiendo culto al coraje de “Carita”; en la letra del Vals “Sangre criolla”, melodía que al compás de guitarra, cajón y castañuelas, cantaría los pormenores de ese mortal encuentro a chaveta. Más tarde, aparecerían otros valses como "La Muerte de Tirifilo" y "El que a cuchillo mata, a cuchillo muere".
Yo dudo que siendo como somos de patriotas en lo que a música se refiere podamos olvidarnos de estas canciones y frases que los músicos escribieron basándose en su obra.
Tal vez así podríamos resumir, en poquísimas palabras, el importantísimo legado de la obra de este gran escritor peruano. Si a Julio Ramón Ribeyro se le reconoce por hacer dado palabra a los mudos, esos ciudadanos comunes y corrientes de la ciudad víctimas de sus propias desgracias y que tenían la necesidad de decir que existían; y si a José María Arguedas se le recuerda por habernos abierto los ojos a una cultura que subsistía silenciosa, y a Vallejo se le tiene presente por habernos acercado a la intimidad del sentimiento humano, a Ciro Alegría se le debe reconocer haberle dado al pobre y marginado, que aún viven sin voz, la posibilidad de dar un grito de protesta y esperanza.
En vida Ciro Alegría vio publicadas tres novelas, las que muy pronto se convertirían en piezas fundamentales de lo que se llamaría la corriente literaria, filosófica, política y sociológica del indigenismo: La serpiente de oro (1935), Los perros hambrientos (1938) y El mundo es ancho y ajeno (1941). En las tres historias los personajes centrales son el paisaje y los pueblos, vistos a través de sus habitantes, hombres y mujeres marginados enfrentados a los hombres blancos dueños de esos pueblos y hasta de los paisajes, que creyeron ser también dueños de sus vidas. Y en las tres historias no hay final feliz.
Hace solo unas semanas, el escritor Alfredo Bryce Echenique tuvo unas infelices opiniones sobre la obra de Alegría, manifestando que ésta no sobreviviría al tiempo y que ahora tiene muy pocos lectores, casi inmediatamente después ¡desde España! salieron en defensa de Ciro Alegría, demostrándole a Bryce que acababan de publicarse nuevamente la obra del indigenista y que estaba muy vigente. No será necesario ir demostrando la actualidad que tiene no solo la obra de nuestro autor sino el mensaje social y político que encierra.
Sin embargo, y como es de esperarse, no es precisamente en el mundo oficial, el que maneja el poder y dicta las líneas en los medios de comunicación genuflexos, el que quiera destacar y rescatar la obra de Ciro Alegría, sino por el contrario, aún hoy intenta acallarla, silenciarla, enviarla al olvido, para no seguir oyendo los gritos de los sin voz. De otra manera no se explicaría por qué pasó tan silencioso el centenario de Alegría, que se cumplió precisamente esta semana.
Luego de leer estas palabras uno se da cuenta del maravilloso trabajo de un autor como Ciro Alegría y la envidia, por así decirlo, que puede crear en otros autores, sin ánimos de ofender al señor Bryce Echenique que es otro maravilloso autor debería cuidar sus palabras antes de hablar de una persona tan grandiosa que como el texto menciona: permitió que los pobres y marginados pudieran dar un grito de protesta y esperanza.Si Bryce Echenique dice que la obra de Ciro no sobrevivirá al tiempo como explica que de su obra "Duelo de Caballeros"se mencione lo siguiente:
"El duelo, quedaría latente en el ambiente por mucho tiempo. Aun hoy en día es motivo de remembranza. “Carita”, el David legendario; había podido “pisar el poncho”, al fornido “Tirifilo”, el Goliat del duelo y la euforia popular, iría acrecentando día a día, el perfil de un aparentemente debilucho héroe popular. Hasta el mundo del criollismo, aquel que dictara cátedra en las primeras décadas del siglo pasado, lo homenajearía, rindiendo culto al coraje de “Carita”; en la letra del Vals “Sangre criolla”, melodía que al compás de guitarra, cajón y castañuelas, cantaría los pormenores de ese mortal encuentro a chaveta. Más tarde, aparecerían otros valses como "La Muerte de Tirifilo" y "El que a cuchillo mata, a cuchillo muere".
Yo dudo que siendo como somos de patriotas en lo que a música se refiere podamos olvidarnos de estas canciones y frases que los músicos escribieron basándose en su obra.
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